Mucho se ha versado y difamado en contra del liberalismo, desde sus primeras expresiones con obras como las de Adam Smith (léase La Riqueza de las Naciones o la Teoría de los Sentimientos Morales) hasta autores liberales mas recientes como Ludwig Von Mises o Friedrich Von Hayek. Todos los argumentos utilizados en contra se enfocan desde una perspectiva socialista y colectivista, que considera la sociedad como un todo y no da importancia al individuo en si.
Uno de los temas más polemizados es si el liberalismo o capitalismo ( en su expresión más práctica) crea situaciones monopolísticas, donde una empresa es capaz de acaparar todo el mercado, eliminando así a todas las demás. A través de este articulo, se pretende desmentir esta falacia económica y probar, a través de hechos lógicos y económicos, que en un mercado libre es imposible que se mantenga esta situación.
Empecemos por algo sencillo. Todos sabemos de sobra que una empresa, sea cuál sea, tiene que responder a las demandas del consumidor y buscar satisfacerlo. Esto se conoce como “soberanía del consumidor”. El consumidor decide, en función de sus necesidades e incentivos, en que empresa gastar sus recursos ( en este caso, dinero). Esto supone para las empresas un incentivo a mejorar sus productos, haciéndolo más baratos, mejores, más eficientes, etc, solo por el simple hecho de que en un libre mercado, aquella empresa que no es competitiva solo tiene dos opciones: o mejorar y hacerse competitiva con respecto a las demás o desaparecer del mercado.
Para que exista un monopolio de un determinado producto, debe existir una protección tarifaria sobre el mismo, y eso no lo impone el mercado, sino el Estado. Los monopolios surgen porque existe un precio base sobre un producto y obtienen su ganancia produciendo por debajo del mismo. En un libre mercado, o mercado de libre competencia, es imposible que se sostenga un monopolio, ya que los precios se determinan según la libre oferta y la libre demanda (es decir, en función de lo que demanden los consumidores, ofertaran las empresas, y los precios se determinaran en base a obtener beneficio empresarial y cubrir los gastos de producción).
Como máximo podría existir un monopolio temporal, pero irremediablemente acabaría cayendo por acción de otras empresas, las cuales sacarían a la venta productos de similares características pero a un precio mucho más reducido (bienes sustitutivos).
Lo que hace un monopolio para consolidarse es “cerrar un mercado”, es decir, eliminar a toda la competencia capaz de hacerle frente y restringir la libertad de entrada a nuevas empresas. En un mercado libre, no existen barreras de entrada, por lo que se trata de un “mercado abierto”, donde todas las empresas pueden competir entre ellas.
Podemos concluir que, por razones lógicas, es imposible que un monopolio sea capaz de mantenerse en un mercado capitalista, simplemente porque el hecho de que la empresa no puede fijar los precios por si misma, ya que esta tarea es propia del mercado.